11 de abril de 2013

Los orígenes de Las Vegas


Las Vegas, la eterna “Ciudad del Pecado” o “Ciudad del Juego”, no siempre fue el paraíso que actualmente es, ni brilló con tanto glamour como ahora. Conozcamos mejor sus orígenes.
Antonio Armijo, un español que estaba de paso por Nevada rumbo a Texas, fue el primero en bautizar la zona, que entonces estaba prácticamente inexplorada. La llamó “Vegas” debido a la existencia de múltiples manantiales que, a escasos kilómetros del desierto de Nevada, habían dado lugar a pequeños vergeles en mitad de este árido lugar. Aquella privilegiada situación sobre un fecundo valle ya hacía presagiar que en aquel asentamiento la suerte acabaría brotando.
En 1855, Las Vegas, que hasta entonces formaba parte de México, pasó a estar controlada por el ejército estadounidense. Nueve años después, en 1864, el regimiento militar levantó el Fuerte Baker, un enclave estratégico ya que, gracias a la canalización de aquellos manantiales de agua, permitía que trenes y viajeros pudieran repostar. El agua dio la vida a Las Vegas, una ciudad que rápidamente empezó a prosperar, y que en la década de 1930, especialmente tras la legalización del juego, se empezó a convertir en la capital recreativa por excelencia.

Juego y música
A partir de 1940-50, con la llegada de inversores pioneros, comenzó la construcción de algunos de los primeros majestuosos casinos-hotel que hoy pueblan esta divertida megalópolis. El lujo, el ocio y el turismo fueron los pilares básicos en la concepción y desarrollo de la urbe. Las estrellas de la música de la época, como Elvis Presley o Frank Sinatra, solían actuar en las salas de conciertos cercanas a los casinos. Sus legendarios shows llenaban los locales cada noche, así que pronto tuvieron residencia habitual como cantantes. De este modo, el juego y la música se establecieron como pareja inseparable en esta ciudad de ensueño.

11 de marzo de 2013

¡¡Socorro, he perdido el décimo!!


Ya sea por descuido o por un robo, éste es sin duda uno de los mayores terrores de todo jugador: perder su pasaporte a la riqueza. Y es que extraviar el décimo de Lotería es una de nuestras peores pesadillas, especialmente si llega el “día D” y ese número que adquirimos resulta agraciado… ¿os imagináis?

Pero, ¿sabrías cómo actuar en ese caso? Olvídate de ataques de histeria o desear que la tierra te trague… sigue estos consejos básicos y tendrás muchas probabilidades de que nunca te veas envuelto en esa terrible situación o, si no, de saber qué hacer llegado el caso.


1. Guarda bien el décimo. Lo primero de todo, claro está, es poner a buen recaudo el décimo. Ya dijimos que la cartera no es un buen lugar, pues podrían robártela. Lo mejor es prevenir y dejarlo en casa. Guárdalo en un sitio alejado de la vista, que esté seco y que sea fácil de recordar.

2. Fotocopia el décimo. Es una forma de conservar una prueba de que tuviste el original en tus manos. Otra posibilidad es apuntar el número del décimo, la serie y la fracción, el DNI particular de cada décimo.

3. Denuncia a la Policía. Acude a comisaría y pon una denuncia por robo / extravío de ese décimo. ¡Es un cheque al portador, pero es tuyo! Deberás acreditar que tú eres el propietario del número del billete, así que adjunta tu fotocopia y los números para identificarlo.

4. La Justicia tiene la última palabra. Con las pruebas aportadas, la Justicia admite a trámite tu denuncia (en una sentencia del Tribunal Supremo de 1987 se especifica que no es necesaria la presentación física del décimo si se acredita la propiedad y se presenta la denuncia). Esto podría llevar una suspensión cautelar del cobro del premio, para que nadie que no sea su legítimo propietario pudiera cobrarlo, hasta que el décimo aparezca (en caso de extravío) o hasta que salte la alarma en caso de que alguien lo esté intentado cobrar por ti.

4 de marzo de 2013

Apuestas deportivas



Apuestas deportivas: los orígenes de la Quiniela

La Quiniela ha estado presente a lo largo de las vidas de muchas generaciones de españoles. Aficionados al fútbol o no, lo cierto es que quien más quien menos ha puesto su granito de arena y ha participado en estas apuestas, tratando de adelantarse a los resultados de la Liga.

Los orígenes oficiales de la Quiniela en España se remontan a los años de la posguerra. En aquella época el fútbol se empezaba a convertir en el deporte rey y eran muchas las peñas seguidoras de equipos que apostaban entre ellas antes de cada partido. La Quiniela también nació como una forma de regular los premios obtenidos por este tipo de apuestas. 


El primer boleto costaba 2 pesetas





La primera quiniela registrada se llevó a cabo el 22 de septiembre de 1946. En ella se apostaron los resultados de 7 partidos y llegaron a jugarse casi 40.000 boletos. Cada uno de ellos costaba 2 pesetas y la cifra recaudada total fue de 77.060 pesetas. Todo un éxito para la época.

En cuanto a los premios, hubo dos máximos acertantes de la primera categoría, que se llevaron 9.603 pesetas cada uno; 7.202 para los de la segunda categoría, y 4.801 para los de la tercera. Los acertantes de la cuarta categoría se llevaron cada uno 59 pesetas. Así comenzaba uno de los juegos de apuestas más populares de España, que ya ha cumplido más de 60 años de historia.

El mecanismo de juego de aquellas primeras quinielas era distinto del actual, aún más complejo. Los jugadores debían acertar tanto el equipo ganador como el número de goles que marcaba cada uno. Hasta dos años después no entró en vigor el actual sistema de apuestas mediante los símbolos 1 (victoria del equipo local), 2 (victoria del equipo visitante) ó X (empate).

11 de febrero de 2013

¿Por qué nos gusta jugar a la lotería?




De dónde nace la afición por jugar a la lotería es un misterio para muchos, especialmente para quienes no pueden frenar ese impulso que les lleva a jugar otra vez en busca de un poco de suerte. Una búsqueda que mueve muchísimo dinero: en España, la inversión en loterías y juegos de azar alcanza anualmente casi un 1,5 por ciento del PIB o, dicho de otro modo, una cantidad de 16.000 millones de euros.

En la otra cara de la moneda descubrimos un dato curioso: hay más de 28.000 españoles inscritos en el registro que prohíbe el acceso a los casinos y 20.000 en el registro de bingos, según datos de la Comisión Nacional del Juego. La mayoría lo hacen de forma voluntaria, para evitar las tentaciones.

El profesor Roberto Garvía, investigador del departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid, ha tratado de esclarecer algunas de las motivaciones que nos surgen a la hora de jugar a la lotería y otros sorteos. Las respuestas a sus investigaciones se encuentran recogidas en el libro “Historia ilustrada de las loterías en España” (2008).

Expectativa de retorno negativa




Para este profesor, lo más curiosos es que cuando jugamos lo hacemos aun teniendo una expectativa de retorno negativa, es decir, aunque sepamos de antemano que podemos no ganar nada y perder la inversión inicial.

Algunas de las motivaciones por las que jugamos, y que ha reunido en su estudio, son:

- Jugar en compañía: en la sociedad española existe mucha costumbre de jugar entre varios a un mismo billete, ya que así la inversión por cabeza también es menor. También se juega para sentir la pertenencia a un grupo social, como ocurre, por ejemplo, con el sorteo de El Gordo de Navidad.

-  Evitar culpabilidad futura: es el famoso “¿y si toca?”. Muchas veces, aunque a priori no nos apetezca jugar, acabamos comprando un décimo para evitar ser los únicos que no dispongan de un supuesto boleto premiado.

- Por diversión: porque jugar es divertido, nadie nos obliga a ello y tentar a la suerte tiene un componente claramente lúdico y provocativo.

- Por ilusión: porque, en el fondo, estamos convencidos de que esta vez sí, vamos a ganar un buen pellizco, y es que la esperanza es lo último que se pierde.



5 de febrero de 2013

La lotería y el refranero popular




El refranero popular, siempre tan sabio con sus consejos, no es ajeno a la curiosidad y entusiasmo que despierta en todos nosotros la lotería. Hemos reunido una serie de refranes que, recogidos por la tradición oral, nos pueden dar algunas recomendaciones y pistas sobre cómo comportarnos ante los juegos de azar.

La lotería esa fuente de riqueza




O eso, al menos, es lo que aseguran estos proverbios, que nos apelan a jugar sin miramiento: “De enero a enero me enriquece mi lotero”; “La Lotería es verdad que nunca te pierde y sí te da a ganar”; “Ser pobre y rico en un día, milagro es de santa Lotería”.

La vida también es una lotería

Ya lo dice quienes más saben, lo importante en el juego y en la vida es rodearse siempre de buena compañía: “en Lotería y casar todo es acertar”; “Dos Loterías puede el hombre tener: buena salud y buena mujer”; “Las personas y la lotería están casados de noche y de día”.

       El premio es para la constancia




Está claro: quien más juega, más oportunidades tiene de ganar… pues, como dijo un sabio en una ocasión, “en Lotería alcanza sólo quien no se cansa”; “Quien mete a la lotería que no se desespere, le tocará algún día”.

La lotería de la sensatez




Pero la sabiduría popular también nos recuerda que la mejor fórmula para jugar a la lotería es la sensatez: “en Lotería emplearás lo que te sobre y nada más”; “Quien juega por necesidad pierde por obligación”; “La mejor lotería, es una buena economía”.
Así que ya lo sabes, querido jugador, no te olvides de estos consejos que tanta verdad encierran en sus palabras.



22 de enero de 2013

Curiosidades sobre la Quiniela


Existen muchas anécdotas y curiosidades relacionadas con el mundo de la Quiniela. Te contamos algunas de ellas:


El primer acertante. Fue un funcionario de Cáceres, quien se llevó el bote acumulado en el año 1952.

La quiniela de Franco. Se dice que el dictador Franco era un gran aficionado a la Quiniela, y que en 1967 acertó una de 12. El premio fue de 2.383 pesetas. También se cuenta que en sus inicios como jugador firmaba con el seudónimo de Francisco Cofrán. Esta quiniela aún se conserva en el Patronato Nacional de Apuestas Mutuas.

Recaudación. Aunque como tal la Quiniela no se introdujo de modo oficial hasta 1946, en 1931 ya existían apuestas deportivas, por lo que se creó un sistema para que Hacienda se quedara con el 10 por ciento de lo recaudado.

El mayor premio de la historia de la Quiniela. Se repartió en la temporada 2005 – 2006. El valor del boleto acumulado fue de 9.089.888,93 euros.

La ciudad más veces premiada. Madrid es la ciudad en la que mayores premios de la Quiniela se han repartido, hasta 6 veces entre un total de los 20 mejores aciertos.


Vivir de las quinielas. ¿Alguna vez te has preguntado si sería posible vivir de lo ganado en las apuestas de la Quiniela? Carlos Ruiz Cánovas, un granadino de 42 años, decidió un buen día dejar su trabajo como profesor para dedicarse a tiempo completo a su gran pasión: las quinielas de fútbol. Y asegura que su familia vive de ello. Su método no es fácil: dedica la mayor parte de la jornada a estudiar a cada jugador y trazar un perfil psicológico del mismo, analizando desde sus problemas afectivos hasta sus lesiones o cómo es la relación con el entrenador, todo lo que de algún modo pueda afectar al rendimiento del deportista. Carlos considera que esta información le es muy útil a la hora de realizar sus pronósticos, y que le funciona.

Historia de las tragaperras


Las máquinas tragamonedas son habituales en bares y salas de juego. En España se las conoce también como “tragaperras”, aludiendo a las “perras chicas” o antiguas pesetas con las que toda la vida se ha jugado. Estas máquinas disponen por lo general de un tiempo de juego programado, en el que el jugador va insertando monedas por una ranura y haciendo girar un panel de figuras interno, hasta que sale la combinación ganadora. Los premios caen al instante de la propia máquina y se pagan en efectivo.

En los casinos existen también las llamadas “máquinas de azar”, con un sistema de juego parecido. Otro tipo de tragaperras son las “tragamonedas progresivas”, en las que se va añadiendo dinero al bote de forma escalonada y a veces en línea con otras máquinas, por lo que se pueden llegar a ganar buenos premios. Conozcamos un poco más de la historia de estos artilugios que forman ya parte del mobiliario de bares y restaurantes.

Liberty Bell, la primera máquina tragamonedas

El primer prototipo de tragaperras fue creado por Charles A. Frey, un mecánico de San Francisco (California), según se cree en torno a 1887. Esta primera máquina ya realizaba pagos automáticos y tenía tres panales giratorios en los que aparecían varios dibujos simbólicos: diamantes, espadas, corazones, herraduras de caballos y la campana de la libertad, de donde la máquina tomó su nombre (“Liberty bell” en inglés). Tres campanas en línea daban el mayor premio de esa época, que a finales del XIX eran diez monedas de cinco centavos. La máquina original se muestra en el “Liberty Belle Saloon & Restaurant” en Reno, Nevada.



En 1891, Sittman y Pitt, dos inventores de Brooklyn (Nueva York), desarrollaron una máquina de apuestas antecesora de la actual tragamonedas, y que estaba basada en el poker. En 1963, la empresa Bally Technologies creó la primera máquina electromecánica, conocida como “Money Honey”. Más de treinta años después, en 1996, se inventa “Reel ‘Em In” de la mano de WMS Industries Inc. Esta fue la primera máquina de videojuego que introduce cambios de pantalla para jugar a otros juegos.