22 de enero de 2013

Curiosidades sobre la Quiniela


Existen muchas anécdotas y curiosidades relacionadas con el mundo de la Quiniela. Te contamos algunas de ellas:


El primer acertante. Fue un funcionario de Cáceres, quien se llevó el bote acumulado en el año 1952.

La quiniela de Franco. Se dice que el dictador Franco era un gran aficionado a la Quiniela, y que en 1967 acertó una de 12. El premio fue de 2.383 pesetas. También se cuenta que en sus inicios como jugador firmaba con el seudónimo de Francisco Cofrán. Esta quiniela aún se conserva en el Patronato Nacional de Apuestas Mutuas.

Recaudación. Aunque como tal la Quiniela no se introdujo de modo oficial hasta 1946, en 1931 ya existían apuestas deportivas, por lo que se creó un sistema para que Hacienda se quedara con el 10 por ciento de lo recaudado.

El mayor premio de la historia de la Quiniela. Se repartió en la temporada 2005 – 2006. El valor del boleto acumulado fue de 9.089.888,93 euros.

La ciudad más veces premiada. Madrid es la ciudad en la que mayores premios de la Quiniela se han repartido, hasta 6 veces entre un total de los 20 mejores aciertos.


Vivir de las quinielas. ¿Alguna vez te has preguntado si sería posible vivir de lo ganado en las apuestas de la Quiniela? Carlos Ruiz Cánovas, un granadino de 42 años, decidió un buen día dejar su trabajo como profesor para dedicarse a tiempo completo a su gran pasión: las quinielas de fútbol. Y asegura que su familia vive de ello. Su método no es fácil: dedica la mayor parte de la jornada a estudiar a cada jugador y trazar un perfil psicológico del mismo, analizando desde sus problemas afectivos hasta sus lesiones o cómo es la relación con el entrenador, todo lo que de algún modo pueda afectar al rendimiento del deportista. Carlos considera que esta información le es muy útil a la hora de realizar sus pronósticos, y que le funciona.

Historia de las tragaperras


Las máquinas tragamonedas son habituales en bares y salas de juego. En España se las conoce también como “tragaperras”, aludiendo a las “perras chicas” o antiguas pesetas con las que toda la vida se ha jugado. Estas máquinas disponen por lo general de un tiempo de juego programado, en el que el jugador va insertando monedas por una ranura y haciendo girar un panel de figuras interno, hasta que sale la combinación ganadora. Los premios caen al instante de la propia máquina y se pagan en efectivo.

En los casinos existen también las llamadas “máquinas de azar”, con un sistema de juego parecido. Otro tipo de tragaperras son las “tragamonedas progresivas”, en las que se va añadiendo dinero al bote de forma escalonada y a veces en línea con otras máquinas, por lo que se pueden llegar a ganar buenos premios. Conozcamos un poco más de la historia de estos artilugios que forman ya parte del mobiliario de bares y restaurantes.

Liberty Bell, la primera máquina tragamonedas

El primer prototipo de tragaperras fue creado por Charles A. Frey, un mecánico de San Francisco (California), según se cree en torno a 1887. Esta primera máquina ya realizaba pagos automáticos y tenía tres panales giratorios en los que aparecían varios dibujos simbólicos: diamantes, espadas, corazones, herraduras de caballos y la campana de la libertad, de donde la máquina tomó su nombre (“Liberty bell” en inglés). Tres campanas en línea daban el mayor premio de esa época, que a finales del XIX eran diez monedas de cinco centavos. La máquina original se muestra en el “Liberty Belle Saloon & Restaurant” en Reno, Nevada.



En 1891, Sittman y Pitt, dos inventores de Brooklyn (Nueva York), desarrollaron una máquina de apuestas antecesora de la actual tragamonedas, y que estaba basada en el poker. En 1963, la empresa Bally Technologies creó la primera máquina electromecánica, conocida como “Money Honey”. Más de treinta años después, en 1996, se inventa “Reel ‘Em In” de la mano de WMS Industries Inc. Esta fue la primera máquina de videojuego que introduce cambios de pantalla para jugar a otros juegos.

17 de enero de 2013

El Derbi de Kentucky


Louisville, en el estado de Kentucky, es el escenario de la carrera de purasangres más popular de los Estados Unidos, el Derbi de Kentucky. Se celebra cada año el primer sábado de mayo en el hipódromo “Churchill Downs” y supone todo un acontecimiento para la ciudad, a la que acuden más de 150.000 aficionados a las apuestas por sus caballos y jinetes preferidos. A este gran derbi también se lo conoce como “Los dos minutos más excitantes de los deportes”, pues ese es el tiempo que tardan los caballos en completar el recorrido, y también como “La carrera por las rosas”, en alusión a la enorme corona de 554 rosas que recibe el ganador a su llegada a la meta.

Una carrera con mucha historia

En el estado de Kentucky ha existido siempre un gran amor hacia los caballos debido a la gran cantidad y calidad de campos que hay en esta tierra, tan ricos en calcio. La idea de instaurar un derbi en la zona fue de M. Lewis Clark Jr., descendiente de exploradores, quien quiso fundar uno a semejanza del derbi de Epsom, en Inglaterra.

El primer derbi de Kentucky se disputó el 17 de mayo de 1875, ante un público formado por unas 10.000 personas. El ganador de esa primera carrera fue un potro de nombre “Arístides”, montado por el jinete Oliver Lewis. Así comenzaba una de las carreras más emocionantes del mundo de la hípica, a la que rodea toda una parafernalia de eventos sociales y festejos que llenan la ciudad de Louisville de música, colorido, gastronomía y, por supuesto, espectaculares caballos. Una fiesta que aparece mencionada en la canción de los Rolling Stones “Dead Flowers”.



Antes de comenzar la carrera, la banda de la Universidad de Louisville comienza a tocar las notas de “My Old Kentucky Home”, el himno oficial del estado, mientras todos los caballos participantes desfilan por el hipódromo.

Es muy común ver entre las gradas a gente de la alta sociedad del lugar, y entre ellos a muchas mujeres ataviadas con extravagantes sombreros, siguiendo la tradición estilística de otras grandes carreras, como la que se celebra en Ascot, Reino Unido.