De dónde nace la afición por jugar a la lotería es un misterio para muchos,
especialmente para quienes no pueden frenar ese impulso que les lleva a jugar
otra vez en busca de un poco de suerte. Una búsqueda que mueve muchísimo
dinero: en España, la inversión en loterías y juegos de azar alcanza anualmente
casi un 1,5 por ciento del PIB o, dicho de otro modo, una cantidad de 16.000
millones de euros.
En la otra cara de la moneda descubrimos un dato curioso: hay más de 28.000
españoles inscritos en el registro que prohíbe el acceso a los casinos y 20.000
en el registro de bingos, según datos de la Comisión Nacional del Juego. La
mayoría lo hacen de forma voluntaria, para evitar las tentaciones.
El profesor Roberto Garvía, investigador del departamento de Ciencia
Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid, ha tratado de
esclarecer algunas de las motivaciones que nos surgen a la hora de jugar a la
lotería y otros sorteos. Las respuestas a sus investigaciones se encuentran
recogidas en el libro “Historia ilustrada de las loterías en España” (2008).
Para este profesor, lo más curiosos es que cuando jugamos lo hacemos aun
teniendo una expectativa de retorno negativa, es decir, aunque sepamos de
antemano que podemos no ganar nada y perder la inversión inicial.
Algunas de las motivaciones por las que jugamos, y que ha reunido en su
estudio, son:
- Jugar en compañía: en la sociedad española existe mucha costumbre de
jugar entre varios a un mismo billete, ya que así la inversión por cabeza
también es menor. También se juega para sentir la pertenencia a un grupo
social, como ocurre, por ejemplo, con el sorteo de El Gordo de Navidad.
- Evitar culpabilidad futura: es el famoso “¿y si toca?”. Muchas
veces, aunque a priori no nos apetezca jugar, acabamos comprando un décimo para
evitar ser los únicos que no dispongan de un supuesto boleto premiado.
- Por diversión: porque jugar es divertido, nadie nos obliga a ello y
tentar a la suerte tiene un componente claramente lúdico y provocativo.
- Por ilusión: porque, en el fondo, estamos convencidos de que esta vez sí,
vamos a ganar un buen pellizco, y es que la esperanza es lo último que se
pierde.
Tiene toda la razón.. el "¿y si toca?" nos ha pasado a todos por la cabeza!
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